
NBC estrenó la primera temporada de Grimm, su nuevo drama sobrenatural, el pasado viernes, y a pesar de coincidir con el séptimo partido de la Serie Mundial (fase final de post-temporada de las Grandes Ligas), los números del debut excedieron las expectativas de los más optimistas.
Coincidir con un partido de la Serie Mundial en el día de tu estreno no es algo que ninguna serie quiera, pero Grimm puede decir que su season premiere superó el trámite de manera satisfactoria con 6.5 millones de espectadores (sin el DVR de todos aquellos que no se perdieron el béisbol). Los ratings tampoco estuvieron mal, 2.1 en la franja de 18-49. Nada escandaloso, pero para la racha que lleva NBC, es para que estén contentos en la cadena.

Grimm es una serie fantástica y sobrenatural que se apoyará en los cuentos de los hermanos Grimm. Su protagonista, uno de los últimos descendientes de los escritores alemanes, es un policía de homicidios que se enterará de su legado de manera abrupta durante el piloto de la primera temporada de Grimm, cuando su tía moribunda decida desvelarle la verdad. Así, nos encontramos ante una serie policíaca en la que se han introducido personajes de las historias de los hermanos Grimm, y en el que uno de sus descendientes se convertirá en un cazador de bestias, las mismas que encontramos en los libros.
Las comparaciones con Once Upon a Time se hacen inevitables, pero al mismo tiempo absurdas. El drama de ABC y la serie de NBC son dos productos, que si bien tienen el mundo de los cuentos como factor en común, en poco más se parecen. Los Grimm es un drama oscuro, lleno de tensión y algún que otro susto (con más cercanía a Supernatural, por ejemplo), mientras que Once Upon a Time es una serie que habla más de las relaciones entre personajes, además de tener una historia cerrada, en vez de un talante autoconclusivo.