
En el capítulo "I like you so much better when you"re naked" (6x12), algo llamó mucho mi atención en Anatomía de Grey. No era el primer capítulo que trataban la necesidad de tener que elegir entre la profesión o la vida personal, pero fue uno en el que definitivamente el instinto de cada uno dejó claras sus preferencias.

Y Meredith Grey eligió la profesión, la medicina, operar, el quirófano: por encima de salvaguardar a los pacientes, de ayudar a un amigo o dar un ascenso a su marido. Eligió la medicina, aunque finalmente se decantó por la amistad. Tarde, ya habías mostrado tus cartas, la cara oculta de tu luna. Poco a poco, se va convirtiendo en aquel engendro de madre que nunca la quiso, obsesionada con la excelencia y tan poco generosa con la "familia".
Cierto es que pasado el capítulo "Time Warp" (6x15), podemos achacar algunas de las abominables actitudes de Ellis Grey, su madre, al egoísmo de Richard Webber, que quería tener una mujer en la cama de casa y otra en la cama del hospital; pero el fanatismo por ejercer la cirugía de Meredith, y en general de todos los de su alrededor, está fuera de control.
Apuntamos con el dedo a la mayor de las Grey, sí, porque ella más que nadie sufrió a una esclava de la medicina en casa, porque las primeras palabras de su madre cuando salió momentáneamente del estado de alzheimer fueron para preguntarle si era la mejor del hospital. Porque tenía que haber aprendido que la familia que está construyendo (no sólo Derek, sino Cristina, Karev, Lexie, etc.) es lo que nunca tuvo por parte de sus padres. Y tiene la suerte de tener una segunda oportunidad.