
La serie de ciencia-ficción Lost Girl estrenó su temporada 3 el pasado domingo en la cadena canadiense Showcase. Tras su enfrentamiento contra la Garruda, Bo, Kenzi y los demás comienzan una nueva etapa que en esta ocasión solo contará con 13 capítulos.
Bienvenidos a la temporada de los asuntos pospuestos. Si hacemos memoria sobre cómo quedaron las cosas en la temporada 2 de Lost Girl (La reina de las sombras), en la finale, Bo (Ana Silk) y los demás vencieron a la temida Garruda, aunque no sin consecuencias. Kenzi (Ksenia Solo) cortó el árbol de la Norn y consiguió una bonita marca en su brazo, pero al hacerlo, liberó los sentimientos de Dyson (Kris Holden-Ried), aunque este no dijo nada a Bo. La súcubo protagonista, por su parte, tras su numerito iracundo de dominación mundial hizo ver que todo estaba bien, pero ese brillo en sus ojos como escena final, ya nos decía que no.
Empieza la temporada 3 y parece que todo eso ha quedado atrás. Vemos a Bo descontrolada: robando bancos y repartiendo el dinero, abasteciéndose de humanos y desafiando a sus amigos hasta que al fin es arrestada y llevada a una cárcel Fae. No hacía falta mucho para darnos cuenta de inmediato que todo era una farsa para infiltrarse en dicha prisión. ¿Y de los ojos? Por un momento, nos parecía estar viendo un capítulo que podíamos haber insertado con cualquier otro orden, a no ser porque a medida que avanzaba el episodio se hacía mención a la Garruda y anteriores villanos, al nuevo Ash (o Acting Ash, Hale -KC Collins-) y el horrible sarpullido de Kenzi y su relación con la Norn. Además, al final del episodio, de nuevo pudimos ver el brillo maligno en los ojos de Bo.
Si eliminamos esas cosas, que no son pocas, la season premiere (3x01 Caged Fae) nos relató un nuevo día en la vida del grupo Fae y Kenzi, con una nueva misión: desenmascarar una prisión Fae controlada por amazonas de la que nadie nunca salía. Bo, con ayuda de Lauren, también infiltrada, consigue desvelar que las amazonas están usando a las reclusas como incubadoras de bebés Fae para venderlos. Una vez destapado el asunto (no sin que viéramos unos cuantos modelitos sexis y cómo Bo se enrollaba con la líder), el nuevo Ash gana potestad para cerrar la cárcel y eso, le hace ganar un poco de respeto (Hale, muere un Ash cada temporada, igual no es el mejor sitio para estar).

Lo bueno de este retorno es que, más de lo mismo, cuando es bueno, nunca está de más. Y a lo mejor esta temporada va de historias autoconclusivas como cuando Bo y Kenzi trabajaban por su cuenta, y el villano de turno se centra en ser el lado oscuro que está creciendo en Bo, quizá tenga que ver con sus orígenes, y se decidan a desvelar quién fue su padre. Y es que, mientras Kenzi continúe con esos guiones, a nosotros nos tienen ganados, ¡cómo echábamos de menos esa lengua!
Hablábamos de asuntos pospuestos, y sin duda uno de ellos arrastrado de la anterior temporada, era la resolución del triángulo Dyson-Bo-Lauren. Y aquí si obtuvimos respuestas: Bo y Lauren han comenzado a salir, por ahora. El protagonista es Dyson, y cuando Bo descubra que tiene de vuelta sus sentimientos, quizá algo se remueva en la súcubo recordando su historia de amor, a la que tuvo que renunciar porque Dyson no podía querer. Lauren es un personaje hueco, soso... y aunque aporta los conocimientos médicos Fae al grupo, es un personaje al que no tragamos. Al menos sabemos (según ha comentado la creadora Michelle Lovreta) que uno de los temas de esta temporada será explorar si una súcubo puede ser monógama y eso no suena a cuento de hadas para la relación de Bo y Lauren.
Durante los próximos tres meses podremos seguir las nuevas aventuras de los Fae, Bo la súcubo no alineada y Kenzi la humana deslenguada, y si algo sacamos de la premiere, es que las cosas no parecen haber cambiado mucho: si te gustaron las primeras temporadas, esta lleva el mismo rumbo.