
El pasado viernes noche Fox despedía la tercera temporada de Fringe con una season finale asombrosa que hacía honor a una temporada frenética, a caballo entre lo procedimental y una trama en serie. Con la satisfacción y el alivio de que la serie contará, al menos, con una cuarta temporada, este último final cambió las reglas del juego, una vez más.
Spoilers a continuación, te recomendamos que no sigas leyendo si no has visto el último capítulo de la tercera temporada de Fringe.
Los capítulos de Fringe son famosos por dejarnos boquiabiertos la mayoría de las veces: descubrimientos inesperados, revelaciones impactantes, sucesos que cambian el rumbo de la trama, pequeños fragmentos que nos plantean un sinfín de preguntas, y sus respuestas se van desarrollando en capítulos (o temporadas posteriores). Pero los finales de sus temporadas, son punto y aparte.

Al final de la primera temporada Olivia cruza al otro universo, enseñándonos por primera vez en la serie el otro lado y a William Bell. Para la finale de la segunda temporada, Olivia, Walter y un par de niños, ya creciditos, provenientes del experimento con cortexiphan, cruzan al otro universo en busca de Peter, que se ha ido voluntariamente al enterarse de que su verdadero padre es Walternate y aquel su mundo. Al final, nos desvelan que ha habido un cambio entre las Olivias, y la nuestra, se ha quedado como prisionera en las instalaciones de la Estatua de la Libertad de Walternate.
Para esta tercera lo tenían difícil: Peter y Olivia ya estaban juntos, ya sabíamos que Bolivia (Fauxliva) estaba embarazada de Peter y había dado a luz, Walternate había encendido la máquina, Peter se había metido en ella, y el capítulo anterior, The Last Sam Weiss, se había despedido enseñándonos el futuro de la Tierra en 2026, ¿qué otro suceso impactante podría depararnos la season finale de esta temporada? No subestimes nunca a un guionista de Fringe.
Durante "The Day We Died" pudimos echar un vistazo al fin del mundo. 15 años por delante de la acción de la trama habitual, pudimos ver cómo seguían las cosas para la unidad Fringe: Peter convertido en un auténtico agente trabajando con Olivia (casados y enamoradísimos, y sin hijos por lo que Olivia estaba viva), Astrid y una nueva compañera: Ella, la sobrina de Olivia. Walter estaba en la cárcel acusado por crímenes contra la humanidad por ser el causante primero de la destrucción de los mundos.
En este vistazo al futuro, conocíamos que el día en que Peter Bishop se metió en la máquina del fin del mundo, la utilizó para destruir el lugar del que procedía, sin conocer que ambos universos estaban ligados y que la caída de uno, supondría tarde o temprano, la desaparición del otro. Como si hiciese falta para ello, su verdadero padre había cruzado a este universo en un intento de pedir clemencia para su gente, pero mientras viajaba, su mundo dejó de existir y se estaba dedicando en cuerpo y alma a la venganza, acelerando la destrucción de este... En 2026 no existían las versiones paralelas de ninguno de nuestros protagonistas (a excepción de un Walternate con el pelo Blanco), así como tampoco había ni rastro del hijo de Peter.

Cuando creíamos que habíamos visto suficiente del terrible estado de la situación en la Tierra en 2026, Walternate asesinó a Olivia (y no el hombre encerrado en el Zepelín), haciendo inviable esa realidad: necesitábamos una solución, y Peter aún más, por eso, una vez más en la historia, volvió a jugarse con las leyes de la naturaleza, a burlarlas, y sin calcular los riesgos y las consecuencias, Walter trazó un plan por el que la máquina maldita enviaría la conciencia de Peter al futuro (su presente), revelándole el horrible destino que viviría si no hacía la elección adecuada, lo que le daría la oportunidad de enmendar el futuro, de tomar una decisión diferente que no destruyera el otro mundo y con ello, el “suyo propio”.
Así, conocíamos que las Primeras Personas (First People) no eran sino ellos mismos, tendiendo un puente al pasado para poder cambiar la historia. De esta manera acababa la alocada teoría de una precivilización en la Tierra (quizá los Observadores, pensábamos): Walter, Peter, Astrid, Ella... ellos viajaron al pasado y enterraron las piezas de la máquina a través de un agujero de gusano en 2026.
A su vuelta donde habíamos dejado el presente en Fringe 3x21 The Last Sam Weiss, Peter traía una idea muy clara de lo que tenía que hacer: efectivamente su conciencia había viajado quince años en el tiempo, y de nuevo en 2011, tenía el poder para evitar el final de los días. Hizo a aparecer el laboratorio de Walternate en esta realidad, trayendo consigo al propio Walter del otro universo y a la otra Olivia. No tenía que elegir uno u otro mundo, sino intentar que ambos aprendiesen a trabajar juntos.

Sin embargo, el coste de jugar con las reglas del tiempo y crear una nueva paradoja, termina con la desaparición de Peter. De repente se esfuma, y nadie parece notarlo. En la siguiente escena los Observadores explican que Peter ya ha cumplido y nadie le recuerda porque nunca ha existido. ¿Qué?
El sorprendente final arroja nuevas preguntas: Si Peter nunca existió, ¿qué provocó la brecha entre mundos? ¿Qué sucesos además de la existencia de Peter Bishop, han cambiado? ¿Quién puede controlar la máquina entonces? ¿Qué razones hay en su eliminación? ¿Cómo van a traerle de vuelta? ¿Cuánto durarán las vacaciones de Joshua Jackson?
La espera hasta septiembre va a ser muy larga, y la tarea de los guionistas muy laboriosa: tienen que reescribir el universo sin Fringe sin la presencia de uno de sus protagonistas principales. Estaremos esperando. Mientras tanto, no podemos relajarnos, esta semana está cargada de finales: Cinco Hermanos, la segunda parte del paintball de Community, The Vampire Diaries o la finalísima de Smallville son algunas de las emociones que nos aguardan.