
El domingo AMC emitió el final de The Walking Dead temporada 3, y hubo varias cosas que no vimos venir, ¿y vosotros? La tercera temporada de la serie de zombis basada en los cómics de Robert Kirkman reunió 12.40 millones de espectadores que asistieron a la batalla final entre Woodbury y la cárcel (nuevo récord de audiencia de la serie).
¿Batalla final? No tan final como esperábamos. El último episodio de la temporada 3 de The Walking Dead Welcome to the Tombs, prometía una épica confrontación entre el gobernador y sus hombres y Rick y sus compañeros supervivientes, pero solo se trató de un primer asalto, pues el despreciable gobernador acabó la temporada vivito y coleando. Algo que no podemos decir de algunos de los otros personajes.

Entre la gente de la prisión no faltaban candidatos para acabar con la vida del gobernador. Qué duda cabe que a Rick, a Maggie, a Michonne, a Glenn y a Daryl no les hubiese costado mucho apretar ese gatillo, pero la emboscada en la cárcel (cuando creíamos que habían recogido y se habían marchado) hizo que la gente de Woodbury abandonara el lugar corriendo, y entre ellos, el gobernador. Sí, los tipos que portaban los lanzagranadas, salieron huyendo.
Sin embargo, la locura que hemos presenciado en Philip durante toda la temporada, subió de nivel cuando asesinó a sangre fría a todos los que le habían seguido a la cárcel por no querer volver (¿de verdad que a nadie le dio tiempo a dispararle entre disparo y disparo a una decena -o veintena- de personas?). Solo quedaron él, a quien habíamos tomado por Tyreesse al principio de la temporada y Martínez, que tiene del personaje del cómic tan solo el nombre (casi como el resto). Al final, el psicópata anda suelto. Y regresará en la cuarta temporada. El personaje ha gustado mucho entre los guionistas, pero ¿no había llegado su hora de morir?

Quien sí murió al final del episodio fue la veterana Andrea. Sus malas decisiones durante toda la temporada (su ceguera con Philip y su terqueza en salvar a todo el mundo) la abocaron a un final terrible en el que el gobernador hirió de muerte al doctor y lo encerró con una Andrea esposada para que al convertirse, la devorara. Cuando la gente de Woodbury huyó de la prisión, Rick, Daryl y Michonne salieron hacia el pueblo para acabar la batalla, pero Philip no había vuelto a casa. Si hubieran llegado antes quizá podrían haber salvado a Andrea, pero para cuando la encontraron, el doctor estaba muerto, y antes había mordido a la otrora tan querida Andrea.
Al doctor, a Andrea y a medio pueblo de Woodbury hay que sumar las muertes de Ben y Billy, que sin mucha pena ni gloria pasaron por la serie a destiempo. Ben fue uno de los que pasaron por la metralleta del gobernador, sin embargo de Billy se encargó el niño con aires de sociópata de Rick, Carl.
Como final, Rick y los suyos deciden traer a los supervivientes de Woodbury a la prisión, entre ellos a Tyreesse y a su hermana. La temporada 4 parece que comenzará en esta misma localización y esperemos que no sea una repetición de la lucha contra el gobernador y se avance. Lo que está claro es que la serie se ha separado completamente de la trama de los cómics (aún más si era posible) y todo lo que sucede, nos es totalmente inesperado.
AMC renovó su confianza en la serie varios meses atrás, por lo que en octubre de este año, tendremos de vuelta nuevas historias del sheriff Rick y los suyos, que ahora se han multiplicado, y eso solo quiere decir una cosa: nuevos candidatos a morir en la temporada 4.
