
Final de Fringe temporada 5: el final de Fringe. Fringe dijo adiós el pasado viernes consiguiendo una audiencia récord para la temporada de 3.21 millones de espectadores que no quisieron perderse cómo terminaban las aventuras de Peter, Olivia y Walter y cuál era el desenlace de los Observadores. También fueron muchos los que siguieron el final en directo, por ejemplo en España a través de C+ Acción, y el hashtag de la finale (#KeepLookingUp) consiguió ser trending topic mundial en la madrugada del viernes al sábado (hora española) y #Fringe se coló entre los hashtag TT nacionales.
La naturaleza especial de la quinta temporada de Fringe hacía del final de su serie la paradoja de las paradojas. En una serie plagada de ellas, la despedida de Fringe servía para volver al punto donde la season finale de la temporada 4 nos dejó (o nos podía haber dejado si nos hubiera enseñado a los personajes plácidamente 3 años después).

La serie de J.J. Abrams se despidió con una series finale de capítulo doble que no se salió del guión establecido: seguir el plan, vencer a los observadores. No hubo grandes sorpresas en la trama (de las que revolucionan la historia y pasan a los anales de los grandes finales de serie), pero cumplió con creces el papel de poner punto y final a la temporada, por muy conservador que fuera este papel.
El adiós comenzó con 5x12 Liberty, un episodio donde lo más importante era hacer un regalo a los fieles seguidores de la serie que han penado esperando su renovación año a año durante los últimos cuatro (#savefringe). Y es que, el episodio Liberty solo sirvió a la historia para rescatar a Michael de las garras de los Observadores y si el "niño" no se hubiera bajado del tren en el capítulo anterior, podrían haberse ahorrado el rescate... Sin embargo, fue una excusa perfecta para algo que echábamos de menos, y mucho: EL OTRO UNIVERSO. Fringe no podía despedirse sin dar un último paseo al otro lado, sin que viéramos qué había pasado con Bolivia y Lee o sin enseñarnos por última vez los autodirigibles en el cielo, el logo de la Fringe Division o la estatua de la Libertad de bronce. Así que puede que el episodio previo al último fuera un poco de, admitámoslo, relleno, pero ¡qué relleno!

El caso es que una Olivia hasta las cejas de cortexiphan cruza al otro lado (después de comprobar que no está invadido gracias a la idea de Astrid de usar la famosa ventana con la que Walter espiaba a Walternate) y pide ayuda a su otro yo para llegar hasta Liberty Island y cruzar de nuevo, coger a Michael, cruzar una tercera vez, volver a un lugar seguro y cruzar por última vez llevando al niño al laboratorio. Allí encontramos a una Bolivia envejecida (ella no ha estado atrapada en ámbar durante 20 años, pero los años no la han tratado nada mal) y a su pareja, Lincoln Lee (de este lado), con el que tiene un hijo. Mientras, Donald, aka "al-que-nos-hubiera-gustado-conocer-antes" o "una-de-las-pocas-sorpresas-de-la-temporada", intentaba montar la máquina que tenía que llevar a Michael y Walter al futuro de 2167, pero falló y tuvo que visitar a un viejo amigo para pedirle ayuda, a December, que casualmente tenía como número de puerta la 513, y es justo lo último que vemos antes de que comience el episodio final, 5x13 An enemy of fate.
El plan de Walter y el exobservador Donald consistía en construir una máquina (hecho) para viajar al futuro con Michael (encontrado) y llegar antes de que los científicos comenzaran con sus experimentos con el cerebro humano dando lugar a los Observadores. Esto haría que el presente se reiniciase y que el ataque de los Observadores nunca tuviera lugar.
La última hora de la serie concluye con la trama de esta quinta temporada, pero en ella hay hueco también para profunda mitología, amargas despedidas y un final feliz.

Para que la nueva máquina que salvará al mundo funcione, necesita de una fuente de energía que la encienda y después podrá mantenerse con las piedras que cogieron de la mina. El encargado de facilitarles tal mecanismo es December, pero cuando Olivia y Astrid (¿para todo hay una primera vez?) van juntas a por el dispositivo, December se ha ahorcado y los loyalistas han cogido el aparato. Mientras, Peter y Walter tienen tiempo para una última charla de padre a hijo que hizo que nos saltaran las lágrimas (y ya fue un no parar). Nosotros ya sabíamos que Walter Bishop pensaba sacrificarse y viajar con el "niño" al futuro, pero aún no se lo había confesado a Peter. Sin embargo, no tiene oportunidad de hacerlo ya que su hijo encuentra una cinta en el ámbar dirigida a él, y la ven juntos. En ella Walter explica que un día recibirá una enigmática carta, y que no lo recordará pero le explica lo que hará, y cuando se despide de su hijo dice que ha engañado al destino con él y alude al tiempo que han vivido juntos como "robado" (no obstante fue secuestrado de la otra realidad y Walter sigue sintiendo culpa por ello). Peter entiende que su padre viajará al futuro y se quedará allí para siempre y cuando se funden en un abrazo que nuestras lágrimas casi no nos deja ver, Walter le dice que es su cosa favorita: You are my favorite thing, Peter. My very favorite thing.

Este era el primero de los momentos emotivos de la finale. El siguiente tendría a Astrid y Walter como protagonistas. La agente del FBI convertida en ayudante de laboratorio de Bishop durante todos estos años, tiene una sorpresa para él: ¡Gene! No podía faltar en la despedida la vaca de Walter. Es un momento tierno totalmente diferente al de Peter, mucho más divertido y que termina con Walter diciéndole a Astrid que tiene un nombre muy bonito.
Momento "tierno-divertido", momento "tierno-padre e hijo" y quedaba por último el momento "tierno-explico de qué va la serie", y ese tendría como protagonistas a Donald-September y Walter. El exobservador, ha aprendido que los sentimientos que siente por Michael se deben al amor de padre y quiere ser él quien lo lleve al futuro. Walter reniega pues cree que es su destino acompañar al chico para expiar sus pecados y Donald replica que no se trata de su destino o el de Walter, se trata de cambiar el destino, se trata de esperanza y proteger a nuestros hijos. Ese es el calado de la serie, esperanza, desafiar lo establecido, la curiosidad científica, y por supuesto la familia y el amor (sobre todo padres-hijos).

En claro homenaje a todos estos años de casos Fringe, el método que usan nuestros protagonistas para infiltrarse en las instalaciones de los Observadores y recoger el cubo necesario para aprovechar la energía de los corredores temporales para encender su máquina (otra brillante idea de Astrid) es lanzar un gas por el sistema de ventilación con una mezcla explosiva de varias anomalías fringe, como los bichos con los que traficaban los chinos y que después de gestarse en el estómago de sus víctimas les salía por la boca, lo que tapaba todos los agujeros del cuerpo y las víctimas se ahogaban, lo que hacía alucinar a la gente hasta llevarles a desenlaces fatales... un recopilatorio nostálgico que nos llevaba a los días de los casos autoconclusivos (aunque era la segunda vez que lo usaban esta temporada). Hablando de homenajes, pudimos ver a Gene, a Olivia dopada de cortexiphan que pudo matar a Windmark (supuestamente la razón por la que Michael se escapó es para que llegado el momento Olivia estuviera en condiciones de hacer esto), la bala que salvó al mundo...
Al final Donald murió cuando llevaba a su hijo de la mano directo hacia el agujero de gusano al futuro y Walter Bishop no pudo escapar a su destino, irónicamente, después del discurso sobre cambiarlo. El plan funcionó y de repente estábamos de vuelta en las escenas de inicio de la temporada 5, con Peter y Olivia en el parque con Etta, solo que esta vez, la niña llegaba a brazos de Peter y volvían juntos a casa, donde Peter recibía la famosa carta de Walter Bishop y como ya nos imaginábamos, en ella encontraba el tulipán blanco (¿deja vu?).



Paradojas aparte
Antes de pensar en cómo conectar los acontecimientos a través de las temporadas tras lo sucedido en la series finale, esta temporada descolgada y que "no llega a suceder", nos deja conocer un poco a los Observadores antes de la cancelación, pero de manera muy superficial, yéndose por las ramas con el plan y ofreciendo aceleradas las mejores partes (Etta y Peter Observador). Sin embargo, como final de serie (por segunda vez, la cuarta temporada ya había hecho lo propio), nos alegramos de ese final feliz en el que Peter y Olivia por fin tienen una vida normal tras salvar el mundo en la tercera y en la cuarta temporada, aunque no sepamos qué ha sido de Walter.
Si contamos las paradojas
Si nos ponemos a pensar en las paradojas temporales que el reinicio del tiempo supone, los dolores de cabeza no tienen fin. Por un lado, el que los Observadores no existan no tendría que llevar necesariamente a que el tiempo se reiniciase justo antes de la no-invasión, ¿no? Puesto que han intercedido a lo largo de los años, si no existen, algunos acontecimientos pasados habrían cambiado y con ellos la historia de nuestros protagonistas. Y es que si September no existe, no interrumpe a Walternate mientras prepara su cura (o quizá está destinado a no darse cuenta de una forma u otra). Por comentar lo más significativo, que no lo único.
No quedaban revelaciones impactantes, y no había tiempo para ellas: teníamos que despedirnos de unos personajes a los que llevamos acompañando años y todo tenía que acabar bien. Así, de una manera emotiva, sin perder el gusto por los guiños constantes (apartamento 513, Chelsea Clinton candidata a presidenta o remake de Harry Potter), con homenajes a las partes más importantes de la serie (con las casos fringe, la trama del White Tulip -Peter, y cómo consigue ser perdonado Walter- y el otro lado) o la vuelta de uno de los personajes más queridos (Seth Gabel como Lee), Fringe se despedía dejándonos un buen sabor de boca por la labor de los guionistas y un sabor algo más amargo porque es el fin de una serie cuyas primeras tres temporadas tuvieron una calidad desorbitada, y unas actuaciones a la altura, sobre todo por parte de John Noble, aunque que no se haya visto reflejado en premios (el precio de la ciencia-ficción sin masas detrás). Te echaremos de menos Fringe.